El Choque de las Civilizaciones y la Reordenacion Del Orden Mundial

Por Samuel P. Huntington, Publicado Por Simon and Schuster, 1996.

Critica Literaria el Padre John McCloskey

"El choque de las civilizaciones y la Reordenación del orden mundial" (Simon and Schuster, New York 1996) es probablemente el libro más importante y estimulante que podremos leer este año. Entrega lo que promete: algo de por sí raro. Proporciona la clave para entender donde estamos desde un sentido geopolítico a medida que nos acercamos al nuevo milenio después del trascendental colapso del sistema comunista en el mundo. Personajes famosos como Kissinger, Brzezinski y Fukuyama lo han elogiado merecidamente. Su autor Samuel P. Huntington dirige una cátedra de Ciencias Políticas en Harvard y trabajó al más alto nivel en el Consejo de Seguridad Nacional en la Administración Carter. Este libro podrá ayudarnos a entender lo que puede ser el más ambicioso plan estratégico del actual Santo Padre y del Vaticano. Nos proporciona asimismo percepciones sobre la acción del Espíritu Santo en la historia especialmente en estos tiempos tan cruciales cuando nos acercamos al año 2000 y el mundo más que nunca se unifica a través de las comunicaciones y los medios.

El libro se basa en un artículo (Asuntos Exteriores, 1993) que causó furor en los altos círculos académicos y gubernamentales. En dicho artículo se argumenta que los conflictos mundiales actuales y futuros ya no reflejan simplemente las ambiciones de las naciones estados como sucedió en la era de la Primera Guerra Mundial con sus horribles masacres de millones de personas, causadas por los celos monárquicos y la estupidez de los diplomáticos, o como fue el caso de la Segunda Guerra Mundial con la competencia entre las ideologías del nazismo, del comunismo y la democracia liberal. Estos nuevos conflictos son más bien el reflejo de las distintas y radicales formas en que el hombre rinde culto a Dios o de qué es lo que da significado a la vida.

El enfoque cultural de Huntington propone lo siguiente: "La política mundial, con el acicate de la modernización se está reconfigurando a lo largo de líneas culturales. Las gentes y los países con culturas afines están separándose y alineándose conforme a la cultura y a la civilización. Los límites políticos se están realineando para coincidir con los límites culturales: étnicos, religiosos y culturales. Las comunidades culturales están sustituyendo a los bloques de la Guerra Fría, y las líneas que separaban a las civilizaciones se están convirtiendo en las líneas centrales de conflicto en la politica global… Las fuerzas mundiales de integración son reales y son precisamente las que están generando fuerzas contrarias de afirmación y conciencia cultural. En cierta forma se puede considerar que el mundo consta de dos partes, pero la distinción central es entre el Occidente como la civilización predominante, y los otros, que sin embargo no tienen mucho en común entre sí. En suma, el mundo está dividido entre un Occidente y varios No-Occidentes". Yo agregaría que si nosotros somos el Occidente y el Occidente representa en gran medida la continuación de la civilización grecorromana "bautizada" como la cristiandad hasta nuestros días, la pregunta es si los recursos morales de Occidente y por tanto su voluntad de lucha están tan vacíos, que serán fácilmente vencidos por "los muchos no Occidentes".

El autor desarrolla su tesis con una minuciosidad histórica y factual que a ratos nubla la mente, pero que al final resulta convincente. Es obvio que puso a trabajar a un buen número de sus estudiantes graduados, analizando las situaciones actuales de los conflictos geopolíticos y construyendo escenarios futuros. Prevé una política global de civilizaciones alineándose de forma más o menos conflictiva. En términos generales, prevé ocho civilizaciones, algunas de ellas estrechamente ligadas y/o alineadas unas con otras: Occidente, América Latina, Africa, Ortodoxos (Rusia), Hinduismo, Islam y China. Propone luego tres actores principales: Occidente, China e Islam. Todas estas civilizaciones poseen la historia, la población y el vigor actual que de manera casi inevitable las coloca en conflicto geopolítico. Dedica un espacio considerable al análisis de sus diversas fuerzas y debilidades. Con un enfoque saludable de la condición humana afectada por el pecado original, no pretende claramente una visión final tipo Fukuyama en la que el mundo, saciado de democracias liberales, disfruta sus placeres en paz y armonía.

El libro, sin embargo, no da su cabal importancia al hecho que las culturas o las civilizaciones, son en última instancia, el resultado de las religiones que profesan los pueblos. En mi opinión el libro debería titularse "El choque de las culturas" o mejor todavía "El choque de las Religiones" (bueno, ya lo dije¡), porque en el análisis último , este conflicto es el tema del libro. En Occidente se venera al Dios Uno y Trino que nos ha sido revelado por Cristo por medio de la Iglesia. En el mundo islámico es Alá, revelado por su profeta Mahoma en el Corán. Para el mundo chino es una antigua cultura milenaria de veneración a los ancestros con otras influencias del filosófo moral Confucio y del místico Buda. En especial para los católicos esta tensión siempre creciente entre estas tres civilizaciones es de importancia crucial.

Lógicamente, la misión de la Iglesia es por sobre todo una misión sobrenatural que tiene el propósito de asegurar la santificación de sus miembros y el anuncio de la Buena Nueva en todo el mundo. Si bien produce muchos efectos laterales positivos en el ámbito natural (ciencia, arte, música, literatura y aun sistemas políticos), estos son secundarios en relación a su misión primordial. La Iglesia estará en el mundo hasta la Segunda Venida, y una de sus necesidades más importantes es la libertad básica para ejercer su misión de santificación y evangelización, la libertad de ejercer el culto católico, de educación, y la moralidad para la familia reflejada en la legislación nacional. Estos derechos básicos para los católicos son prácticamente inexistentes en nuestros días en el ámbito de la influencia china e islámica y se encuentran en gran medida bajo ataque en lo que normalmente constituye el Occidente (Europa y Norteamérica).

De aquí se puede trazar el perfil de la estrategia geopolítica del Papa y del Vaticano: buscar cómo asegurar la libertad básica de la Iglesia para existir y funcionar adecuadamente en el mundo entero. El Papa Juan Pablo II proclama y promueve "la reevangelización de Occidente" para atraer a América y a la Europa cristiana de nuevo a sus raíces cristianas. A menudo viaja a los países de América Latina para fortalecer y construir una base más firme en la fe de estos pueblos en vista de los ataques del fundamentalismo. La meta principal de su pontificado es la reunión del Catolicismo con su "hermana", la Iglesia Ortodoxa a fin de que la Iglesia pueda "respirar con ambos pulmones" y aliar al Este Eslávico con Occidente. El Papa no escatima esfuerzos en el diálogo ecuménico a pesar de los constantes rechazos de los Patriarcas Ortodoxos. Continúa pacientemente atrayendo a la China Comunista por medios diplomáticos a fin de que permita a la Iglesia funcionar con libertad en esta enorme nación/civilización de más de mil millones de habitantes.

Lo que parece faltar es un esfuerzo pontifical exitoso con el Islam. Históricamente, y dado su sistema de creencias, hay escasa posibilidad de diálogo, en este momento no parece haber ninguna. (Para mayores detales leer "La Declinación del Cristianismo Oriental bajo el Islam: del Jihad a Dhimmitude", por Bat Ye'or, Fairleigh-Dickinson Press, 1997). En siglos pasados, en varias ocasiones el Islam ha estado a punto de conquistar el Occidente cristiano por medio de una combinación de proselitismo agresivo y coercitivo y sangrientos jihads (guerras religiosas). El Papa Juan Pablo II quiere asegurarse que esto no vuelva a suceder. Desea cerciorarse que la "civilización de la verdad y el amor" que desea y prevé, pueda desarrollarse y florecer sin amenazas externas, ya sea del Islam, del Occidente decadente o de la China. La pregunta básica que Huntington se formula al final de su libro es: "¿Es la civilización occidental una nueva especie, única en sí misma, incomparablemente distinta de todas las civilizaciones que han existido?" Desde un punto de vista católico, la respuesta es "Sí" con la aclaración que la civilización permanezca firmemente arraigada en la verdadera Fe sobrenatural de la que se originó. Sin embargo, si Occidente se ha convertido en una civilización hedonista, despoblándose y exportando al mundo entero sus "valores" de consumismo, se va a hundir y a colapsar al igual que muchas civilizaciones anteriores, y descenderán las tinieblas sobre ella. La Fe no puede fallar pero nosotros sí. El libro de Huntington es una guía valiosa para entender los grupos y los campos de juego que existen en el mundo, en el cual nosotros somos los jugadores.