Hablando Al Corazon: La Guia De Un Padre Para Crecer En La Virtud

Critica Literaria por el Padre John McCloskey

El Papa Pio XI nos decía en su encíclica sobre el matrimonio cristiano que los hombres son los jefes del hogar y las mujeres el corazón. En este pequeño pero maravilloso y accesible libro titulado "Hablando al corazón: La guía de un padre para crecer en la virtud" (Our Sunday Visitor, 1999), su autor Stephen Gabriel se dirige a los padres cristianos y sabe muy bien de lo que les habla. Dice de sí mismo: "En el trabajo soy un experto, de profesión, soy economista y trabajo para el gobierno americano. En casa nadie me considera un experto… especialmente yo mismo. Mi esposa Peggy y yo tenemos ocho hijos. Considero que el trabajo más importante que tengo es el de padre de familia, que es lo más importante que tengo que hacer, pero al igual que la mayoría de los padres de familia no he recibido entrenamiento especial para desempeñar esta labor… Soy un hombre que toma su papel de padre muy seriamente. Mi meta principal es ayudar a mis hijos a ser hombres y mujeres maduros, católicos bien ajustados que toman su fe muy en serio. Quiero ayudarles a alcanzar el cielo. Soy un hombre como usted".

El enfoque de Gabriel para realizar esta tarea es invitar a todo padre cristiano a examinar profundamente su conciencia, revisando veinte características que a su juicio son importantes en la vida de un padre y sus hijos a la luz de las siete virtudes clásicas que Gabriel cita, tomando en cuenta la definición que los diccionarios dan del concepto de virtud: "excelencia moral y rectitud; bondad" y cita las virtudes teologales de fe, esperanza y caridad y las virtudes cardinales: prudencia, justicia, templanza y fortaleza.

Cada capítulo se inicia con una cita bíblica adecuada y con literatura secular, seguida de una página con la explicación de un rasgo de la personalidad. Continúa con las consideraciones para el crecimiento de la virtud que desarrolla dicho rasgo. Señala que "Algunas cosas que lean aquí les van a producir incomodidad. Pongan atención a ello. Esa incomodidad es una muestra de sabiduría. Los problemas de la paternidad no consisten tanto en las dificultades que uno encuentra, sino en la forma cómo manejamos esas dificultades… los fracasos nos hacen más humildes y dependientes del Dios Altísimo. Nuestras oraciones y esfuerzos nos ayudan a crecer en la virtud y se convierten en el ejemplo que nuestros hijos necesitan".

Seguro que Gabriel debe haber tenido en cuenta el consejo de otro punto del Catecismo al escoger este enfoque: "el hogar es el lugar indicado para la educación en las virtudes. Esta educación requiere un aprendizaje de autonegación, juicio sano y dominio de sí mismo, que son las pre condiciones de toda auténtica libertad. Deben enseñarles a sus hijos a subordinar "las dimensiones materiales e instintivas a favor de las interiores y espirituales. Los padres tienen la grave responsabilidad de dar buen ejemplo a sus hijos. Al aprender a reconocer sus propios fracasos, los padres podrán guiarlos y corregirlos mejor".

El Catecismo también nos dice que "la fecundidad del amor conyugal no puede reducirse solamente a la procreación de los hijos sino que debe extenderse a su educación moral y a su formación espiritual". En estos lamentables tiempos de abortos, familias reducidas, abuso infantil, altas tasas de ilegitimidad y de tiroteos en las escuelas, la gente cada vez más está comprendiendo que la respuesta definitiva para resolver estos problemas que debilitan nuestra sociedad al punto de la ruptura, radican solamente en la gracia y la virtud. Si bien los factores sociales son importantes y proporcionan explicaciones parciales a algunos de los problemas, solamente un cambio de mente y corazón podrá, con el tiempo, crear una cultura donde sea más fácil ser virtuoso porque uno hará lo que debe de hacer y no lo que quiera hacer. Los expertos en disfuncionabilidad familiar han dicho reiteradamente que un cambio de esta naturaleza debe hacerse en la figura del padre de familia, que en nuestra sociedad actual es a menudo una figura ausente, débil, distante o abusiva.

Si usted es padre de familia, compre este libro. Si usted es una esposa o está comprometida para casarse, regale este libro a su esposo o a su prometido. No habrá regalo más apropiado para el Día del Padre en el año de Dios Padre. Como dijo el Santo Padre, "El futuro de la Iglesia llega por medio de la familia". Ese futuro en parte, depende de nuestro compromiso personal para mejorar nuestras virtudes a fin de que podamos servir más eficazmente a Dios y a nuestro prójimo.