Carta De Santo Tomas Moro Al Presidente Electo Bush

por el Padre John McCloskey

Estimado señor Presidente Electo Bush:

Muchas felicitaciones por su reciente elección. Es muy significativo el hecho que su elección finalmente haya sido certificada por la Corte Suprema en el día de esta gran Festividad. Aquí en el cielo muchos de nosotros estábamos siguiendo muy de cerca la batalla electoral, sitiamos el cielo abogando por su causa. El hecho de que su causa haya triunfado –a duras penas-, es un homenaje al poder de la oración y a la intercesión especial de Nuestra Señora, Abogada de los niños por nacer.

Como usted ya debe saber, por supuesto, Su Santidad el Papa Juan Pablo II me nombró el Santo Patrón de los Estadistas y Políticos, en una carta apostólica de fecha 31 de octubre. (Sinceramente yo prefiero ser el patrón de los estadistas más que de los políticos, pero por experiencia propia sé que a menudo hay que actuar como político para llegar a ser estadista!). En consecuencia, he estado recibiendo comunicaciones de muchas personas que necesitan mi ayuda allá en la tierra.

Le dirijo esta carta porque quiero darle algunos consejos basados en mi vida y experiencia, para que usted llegue a ser un estadista cristiano no sólo para los Estados Unidos sino para todo el mundo. No se preocupe si cree que estoy pecando de orgulloso. Aquí arriba todo es Amor.

A propósito, vaya pronto a Roma a visitar al Santo Padre y vea cuántos consejos le puede dar. Analice profundamente por qué la Iglesia afirma ser la única, verdaderamente santa, católica y apostólica. Converse con su hermano Jeb y pregúntele por qué entró él en plena comunión con la Iglesia. Conseguir el Estado de la Florida no es el favor más importante que su hermano puede hacerle.

Un buen sitio para comenzar es fijándose qué dice de mí el Santo Padre, el vicario de Cristo en la tierra, y lo que se puede aprender de eso. Observe la proclamación formal que el Papa hace acerca de mí. Lo más importante en su nueva vida como Presidente será la cantidad de tiempo que dedique a la oración, tanto por su propia santificación como por el ejemplo que usted está llamado a darle a sus conciudadanos.

Yo sé que usted ora y lee la Sagrada Escritura. Continúe haciéndolo ahora más que nunca. La oración es poderosa y las valientes decisiones que usted tomará a favor de "la cultura de la vida" (gracias por usar esta frase en su debate con el ex Vicepresidente), provendrán de la fortaleza que usted encuentre en la oración y en el ejemplo de Cristo que encontrará en el Nuevo Testamento. No le quepa duda alguna que usted tendrá su propia "agonía en el huerto", como la tuve yo en la Torre de Londres cuando todo el mundo me decía que me rindiera a la conveniencia política en vez de seguir mi conciencia y mi integridad moral. Si no hubiera perseverado en la oración, esta carta probablemente la estaría escribiendo desde un lugar muy diferente!

El siguiente consejo es que cuide a su familia al máximo y que siempre sea su primera prioridad. Laura su esposa, y sus dos hijas deben ser las primeras junto con el resto de su familia. Al referirse a mí, el Papa dice: "Durante toda su vida fue un esposo y padre afectuoso y fiel, profundamente involucrado en la educación religiosa, moral e intelectual de sus hijos. En su hogar siempre había acogida para los cónyuges de sus hijos y para sus nietos, y estaba siempre abierto a sus numerosos amigos jóvenes que llegaban en busca de la verdad o de discernimiento sobre su vocación".

Estados Unidos solamente prosperará como país si en él se trata a la familia como la legítima guardiana del respeto a "la dignidad de la persona humana" y "la santidad de la vida humana desde la concepción hasta la muerte natural". Si se llegan a establecer estas prioridades, se dirá de usted, así como se ha dicho de mí, que "su vida enseña que el gobierno consiste más que nada y por sobre todo, en el ejercicio de las virtudes. Este estadista, firme en su rigurosa posición moral, puso su propia actividad pública al servicio de la persona, especialmente de las personas pobres o débiles; abordó las controversias sociales con un profundo sentido de equidad; se comprometió enérgicamente a favor y defensa de la familia; apoyó la educación integral de la juventud. Su profundo desprendimiento de honores y riquezas, su serena y alegre humildad, su conocimiento balanceado de la naturaleza humana y de la vanidad del éxito, la certeza de su juicio basado en la fe: todo esto le dio la fortaleza y la confianza interior que lo sostuvo en momentos de adversidad y a la hora de enfrentar la muerte. Lo que iluminó su conciencia fue la convicción de que el hombre no puede separarse de Dios y la política no puede separarse de la moral".

Todo esto pareciera inalcanzable, pero yo, que sé que fui un hombre débil, lleno de pecados, defectos y faltas que no estaban a la vista del público (pero sí a la vista de mis esposas!), pude, con la inmensa gracias de Dios, alcanzar la corona del martirio y dar un ejemplo que brilla todavía después de casi 500 años. Usted también recibirá la gracia, siempre y cuando sea el "buen servidor de su país pero primero de Dios". Lo demás se le dará por añadidura.

No tiene que contestarme esta carta. Podemos conversar en cualquier momento que usted desee. Como recuerdo, le voy a encargar a uno de mis amigos de allá abajo que le regale una linda reproducción de mi retrato (mejor que el que hizo mi amigo Holbein!). Esa reproducción es del vitral de una ventana ubicada a sólo un par de cuadras de su nuevo hogar en la Avenida Pennsylvania. Comprendo los enormes desafíos que se presentan ante usted y cuente con que intercederé por usted de la mejor forma posible ante la Autoridad.

Su Patrón y nuevo amigo en Cristo,

(Sto.) Tomás Moro
Patrón de Estadistas y Políticos